En un momento en el que la salud física y mental y la calidad de vida son prioritarias en nuestra sociedad, tenemos cada vez más claro que la forma en la que nos alimentamos es un factor bastante decisivo para ello. En este contexto, los consumidores nos encontramos frente a un aluvión de información de distinto tipo y a una enorme variedad de productos, ofertados en gran medida desde la industria alimentaria, farmacéutica o desde otros ámbitos como el deportivo o el natural.
Entre estos productos cada vez más consumidos, se encuentran los suplementos alimenticios como una forma fácil de llenar vacíos nutricionales y mejorar el rendimiento físico y mental, pero ¿qué son exactamente?
En España, los suplementos nutricionales están recogidos dentro de la denominación de “Complemento alimenticio” (RD 1487/2009), en el que se definen como “los productos alimenticios cuyo fin sea complementar la dieta normal y consistentes en fuentes concentradas de nutrientes o de otras sustancias que tengan un efecto nutricional o fisiológico, en forma simple o combinada, comercializados en forma dosificada, es decir cápsulas, pastillas, tabletas, píldoras y otras formas similares, bolsitas de polvos, ampollas de líquido, botellas con cuentagotas y otras formas similares de líquidos y polvos que deben tomarse en pequeñas cantidades unitarias;”
La diferencia a la hora de utilizar un término u otro radica más en el objetivo que se persigue al consumirlo que al compuesto en sí que se consume, así, con “complemento” nos referimos al compuesto que completa la cantidad insuficiente de un nutriente de nuestra dieta (por ejemplo en caso de carencia de vitamina B12 en una dieta restrictiva), en cambio el término “suplemento” hace referencia a suplir o a aportar un extra de algún nutriente o compuesto, para conseguir un objetivo (es el caso de los compuestos consumidos para mejorar el rendimiento deportivo). En cualquier caso, hablamos de los mismos productos, aunque con distintos matices en el motivo de su consumo .
¿Qué tipo de suplementos son los más consumidos en España?
Según la OCU, 4 de cada 10 españoles consume estos productos, frecuentemente sin supervisión de un profesional. Los más consumidos serían las vitaminas, seguidos de los minerales, ácidos grasos, probióticos, aminoácidos, proteínas y otros compuestos para ganar masa muscular y mejorar el rendimiento deportivo (como aminoácidos o creatina ), fibra, y diversos extractos de plantas y algas.
¿Son realmente necesarios?
Uno de los argumentos a favor de consumir alguno de estos suplementos es que permiten cubrir determinadas carencias nutricionales que se pueden dar en situaciones concretas como en dietas veganas, determinadas patologías que generan malabsorción de nutrientes o aquellas que requieren de un aporte extra (por ejemplo de proteínas) para una mejor recuperación.También nos podemos encontrar situaciones fisiológicas en las que está indicado aumentar el consumo de algún nutriente en particular (por ejemplo el ácido fólico durante el embarazo), sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, con estos suplementos buscamos compensar posibles carencias debidas a una dieta poco equilibrada, situación cada vez más habitual por diversos factores como el incremento de consumo de alimentos procesados frente a alimentos integrales, y la disminución del consumo de frutas, verduras y legumbres por ejemplo. Puede ser interesante completar nuestra dieta de manera puntual, en algún momento en que nuestras circunstancias nos impidan una nutrición completa y equilibrada, pero ésto puede hacernos caer en el error de sustituir con complementos una verdadera dieta variada y completa.
Es importante ser consciente de que un alimento está compuesto por una serie de nutrientes y otros compuestos variados, que desempeñan diversas funciones necesarias en nuestro organismo y que además en muchas ocasiones interaccionan entre sí potenciando o mejorando su acción (por ejemplo las grasas insaturadas del aguacate y su contenido en vitamina E, que las protege de la oxidación, además del contenido en otras vitaminas, minerales y fibra, que aporta esta fruta), si consumimos una dieta variada y saludable (como nuestra dieta mediterránea), tenemos asegurado el aporte adecuado de todos estos compuestos.
Otro motivo habitual para el consumo de suplementos alimenticios es para aumentar el rendimiento deportivo y ganar masa muscular. En este ámbito es frecuente el consumo de proteína, o algunos aminoácidos concretos (BCAAS, ß-alanina y glutamina), antioxidantes, creatina y otros…La cuestión es que, aunque algunos de estos productos si son eficaces, en muchas ocasiones se opta por ellos sin la suficiente información y asesoramiento y no son necesarios para el tipo, la cantidad y la intensidad del ejercicio que se realiza, lo que supone un gasto innecesario y en algunos casos un riesgo si se cae en la sobredosificación de alguno de estos compuestos, como por ejemplo el selenio, mineral con efecto antioxidante.
¿Cómo consumir suplementos de manera segura?
Tenemos que tener en cuenta que los complementos alimenticios en Europa están clasificados como alimentos, con lo que están sometidos a la misma normativa que éstos, y no como medicamentos, que pasan unas pruebas de seguridad que garantizan que el efecto que prometen es real y que están sometidos a un control mucho más estricto. En el caso de los suplementos de vitaminas y minerales, la regulación es mayor, y en el de los suplementos a base de plantas, las declaraciones de propiedades saludables están aún en proceso de autorización en la Unión Europea.
Los riesgos asociados a estos productos los podemos resumir así:
- Consumo en suplementos de uno o varios nutrientes u otros compuestos en detrimento de obtenerlos directamente de los alimentos que los contienen junto con muchos otras sustancias igualmente necesarias, con lo que el resultado final es una nutrición deficiente.
- Gasto innecesario al no conseguir en muchas ocasiones el efecto deseado.
- Riesgo de dañar la salud por un efecto adverso en caso de ingesta excesiva de determinados compuestos, incompatibilidad con otros productos o con etapas fisiológicas o con patologías concretas (por ejemplo el L-triptófano en caso de consumo de antidepresivos, embarazo o insuficiencia renal).
Por eso, para evitar riesgos en su consumo, hay que informarse adecuadamente a la hora de adquirirlos (la compra por internet es cada vez más habitual) y de consumirlos, leyendo con atención el etiquetado.
Te puedes informar de una manera completa y sencilla en la página web de La Agencia española de seguridad alimentaria y nutrición (AECOSAN), donde entre otros contenidos prácticos e interesantes, puedes encontrar una tabla resumen de los nuevos alimentos autorizados para la elaboración de complementos alimenticios, con las contenidos máximos recomendados y la información específica importante que ha de aparecer en el etiquetado.
Como conclusión final, antes de tomar cualquier suplemento, es recomendable informarse adecuadamente y consultar con un profesional de la salud para determinar si es necesario y seguro para ti.
Referencias:
Agencia española de seguridad alimentaria y nutrición:
OCU: https://www.ocu.org/alimentacion/comer-bien/noticias/suplementos-encuesta#